Como dueños de gatos, nos preocupamos por cada ronroneo, cada salto y cada bocado que dan nuestros felinos. Pero ¿alguna vez te has detenido a pensar en el universo microscópico que habita en su boca? Sí, estamos hablando de bacterias. Y antes de que te alarmes, ¡respira hondo! No todas son malignas.
La boca de tu gato es un ecosistema complejo y, como en cualquier ecosistema, la vida florece. Las bacterias no "llegan" de forma misteriosa; simplemente son parte de la flora natural de la cavidad oral. Desde el momento en que nacen, los gatitos están expuestos a bacterias del ambiente, de su madre y de todo lo que exploran con su boca.
Cada vez que tu gato come, bebe, se acicala o incluso mordisquea un juguete, está introduciendo y redistribuyendo microorganismos en su boca. Es un proceso constante y, en gran medida, completamente normal.
Al igual que en los humanos, en la boca de los gatos existen dos tipos principales de bacterias:
El problema no es la presencia de bacterias, sino el desequilibrio entre ellas.
La principal preocupación con las bacterias en la boca de tu gato es su papel en la formación de placa y sarro.
Una vez que el sarro se forma, ya no se puede eliminar con el cepillado en casa; requiere una limpieza dental profesional por parte del veterinario.
Cuando las bacterias patógenas dominan y se acumulan en la placa y el sarro, pueden provocar:
Es crucial estar atento a las señales que tu gato te envía. No esperes a que el problema sea grave. Llévalo al veterinario si observas alguno de estos síntomas:
¡No olvides los chequeos regulares! Las revisiones anuales con el veterinario son fundamentales para detectar problemas dentales en sus etapas iniciales, incluso antes de que tú notes los síntomas.
La buena noticia es que hay mucho que puedes hacer para mantener a raya a las bacterias "malas" y promover una boca sana en tu gato:
Las bacterias en la boca de tu gato son una parte natural de su vida. El truco está en mantener un equilibrio saludable y actuar rápidamente si las bacterias "malas" empiezan a ganar terreno. ¡Una boca sana es sinónimo de un gato feliz y saludable!